Francisco Roca Ripoll es el abogado fiscalista del bufete FR&P Abogados. A pesar de su juventud, cuenta con amplia experiencia y conocimientos de la realidad tributaria que le capacita para afrontar cualquier problema que pueda surgir con Hacienda. Francisco Roca estaba destinado a ser abogado, porque en su familia siempre se ha respirado un clima jurídico. Asegura que lo más importante es que el cliente sienta cercanía con el abogado para que pueda ayudarle, aunque muchas veces enfrentarse a la Agencia Tributaria no sea sencillo. Licenciado en Derecho en la Universidad de Barcelona, se especializó en impuestos en un máster en ESADE. Antes de incorporarse al bufete se formó en otros despachos especializados en asuntos tributarios.
– ¿Cuándo decidió que se convertiría en abogado tributario?
– Cuando estudié derecho financiero y tributario, me encantó la materia. Tal vez por la profesora que tuve, la Dra. Andrés, de la cátedra de Ferrerio Lapatza, uno de los padres del derecho financiero tributario español. Tras finalizar la carrera inicie un máster de asesoría y gestión tributaria. Tenía muy claro que no podría dedicarme a esta profesión sin centrarme en una especialidad y en este caso fue la tributaria. Ahora es difícil mantener un despacho donde el abogado desarrolla todas las ramas legales. En estos momentos esta especialidad en la profesión de abogado es muy necesaria.
– ¿Por qué los despachos legales siempre están buscando algún especialista en impuestos que domine muy bien esta materia?
– Porque se trata de una especialidad muy compleja. En mi caso, después de terminar el máster entré en la bolsa de trabajo que ofrecían algunos despachos de Barcelona. No sabía qué oferta acertar y mis profesores me aconsejaron que si quería trabajar en Mallorca buscara un despacho que se implicara en todos los temas tributarios. Y decidí seguir este consejo.
– ¿Y así entró en su primer despacho profesional?
– Me incorporé a la firma Ángel Segarra y Asociados. Los socios habían estado antes en Ventura Garcés, despacho de toda la vida de Barcelona, y en grandes firmas como Arthur Andersen. Eran grandes expertos en la materia fiscal. Allí aprendí mucho
– ¿Cómo recuerda esos primeros años de formación?
– Con mucho cariño. Fueron años de un intenso trabajo. El nivel de exigencia era muy alto, pero aprendí mucho. El despacho tenía clientes muy importantes, sobre todo empresas que movían mucha facturación: empresas deportivas, de alimentación, del mundo del motor. Les ayudábamos a realizar la planificación fiscal.
– ¿Qué fue lo que más aprendió en esta primera experiencia?
– Desde el punto de vista técnico aprendí muchas cosas, pero lo que me marcó fue el estilo de trabajo del despacho. Allí se valoraba mucho el trato personal con el cliente. Además, tuve la oportunidad de aprender de grandes profesionales. Este despacho ha sido absorbido por el bufete Roca Junyent, lo que demuestra el nivel que había.
– ¿Cuánto tiempo estuvo en este despacho de Barcelona?
– Estuve cuatro años. En el verano de 2011 me planteé irme a trabajar al extranjero. En verano regresé a Mallorca, en plena crisis económica, y no tenía muy claro qué iba a hacer. Busqué ofertas laborales y encontré una interesante en la firma PriceWaterhouseCoopers, actualmente PwC.
– ¿Y decidió integrarse en una firma internacional?
– Las condiciones eran buenas. Además, como tenía sedes por todas las ciudades del mundo me ofrecía la posibilidad de poder ir a trabajar al extranjero. Al final me quedé en Mallorca.
– ¿El sistema de trabajo debía ser diferente al que aprendió en Barcelona?
– Era muy diferente, pero aprendí otro método de trabajo que también me ha ayudado mucho. Allí existía una organización más jerarquizada, donde el trato con el cliente no era tan cercano, pero era un trabajo muy profesional.
– Sin embargo, decidió iniciar otro proyecto.
– Me considero una persona emprendedora y por mi personalidad me apetecía iniciar un proyecto personal. Al dejar la firma PwC estuve colaborando con varios despachos de Palma que no contaban con un especialista fiscal y uno de ellos era el bufete Forteza Rey.
– ¿Cómo se incorporó a esta firma legal?
– Cuando estudiaba en Barcelona conocí a Miguel Forteza Rey, la tercera generación de la firma. Había comprado un nuevo local para crear un despacho, donde estamos ahora, y necesitaba alguien de mi perfil. Puedo decir que Miguel me hizo una especie de encerrona al mostrarme el nuevo despacho y explicarme el proyecto que iba a iniciar. Quería crear un bufete que contara con varios especialistas. Me convenció y decidí aceptar la oferta. Miguel, junto a Héctor Pequerul y yo creamos la firma FR&P Abogados. Estamos hablando del mes abril de 2017.
– Usted hace tándem profesional con el economista del despacho Yevgen Chernov y llevan juntos los asuntos tributarios.
– Trabajamos juntos en PwC y allí nos hicimos muy amigos. Le convencí para que se uniera al despacho, porque su perfil encajaba muy bien en el proyecto que estábamos empezando. Sinceramente, creo que formamos un equipo muy completo, que está capacitado para afrontar cualquier pleito tributario.
– El despacho Forteza Rey siempre se ha caracterizado por un trato muy cercano al cliente. ¿El nuevo proyecto marca el mismo estilo?
– Por supuesto. Además de ofrecer un servicio legal de primer nivel, con un precio que puedan asumir todos los clientes, nos caracterizamos por un trato muy cercano. El cliente debe sentir que sus problemas son los nuestros, aunque debemos ser muy prácticos en nuestro trabajo.
– ¿Qué características se necesitan para ser un abogado tributario?
– Es una especialidad muy compleja, que necesita mucho estudio para dominar muy bien la temática de impuestos. Además, debes de estar dispuesto a trabajar mucho, porque existe mucha competencia profesional y es difícil destacar. En mi caso he tenido la suerte de tener buenos maestros.
– ¿Hacienda es tan violenta como parece?
– Yo no utilizaría ese adjetivo, pero sí es cierto que cada día la presión fiscal es mayor. España está arruinada y el Estado necesita buscar todas las fuentes de financiación a su alcance para poder cubrir todos los gastos.
– Entonces, antes no existía tanta presión fiscal.
– En los últimos tiempos está presión tributaria ha aumentado mucho. En España el coste de vida es alto, pero también lo son los impuestos que nos cobran. Hay muchas personas que buscan su supervivencia económica a través de fórmulas que le permitan pagar menos impuestos.
– Si es así, ¿la labor del abogado fiscalista es cada vez más complicada?
– Una de las mayores dificultades que nos estamos encontrando es que cada vez contamos con menos alicientes fiscales para aconsejar a los clientes. Antes había otras figuras tributarias que permitían pagar menos impuestos, pero las han eliminado.
– ¿Qué puede encontrar un cliente con un problema tributario que decide contratarles?
– Lo primero que debemos hacer es ganarnos la confianza del cliente. Entender el problema y, sobre todo, comprender lo que está pasando, porque a nadie le gusta que Hacienda le esté investigando.
– ¿Pero los problemas con Hacienda no siempre se resuelven?
– A veces no, pero nuestro cliente debe tener la confianza de que si aplica nuestros consejos, al menos, su problema no empeorará. A veces hay clientes que prefieren arriesgarse en algunas operaciones y es cuando nosotros debemos calcular económicamente lo que puede suponer ese riesgo, para adoptar la mejor solución.
– ¿El cliente al que Hacienda le persigue viene asustado?
– Es lógico. Suele venir preocupado y muy agobiado. En el despacho debemos conseguir tranquilizarse y que se convenza de que podemos ayudarle a resolver el problema. Nuestra prioridad es que el cliente tenga una confianza ciega con nosotros.
– ¿Contra Hacienda se puede luchar?
– Por supuesto que sí. La Agencia Tributaria tiene la costumbre de apretar mucho y es habitual que abuse del contribuyente. Es lógico que mucha gente opte por pagar y olvidarse del problema, porque le tiene miedo a Hacienda. Pero si nos pregunta a nosotros podemos demostrarle que casi siempre existe un margen para recurrir y no siempre la Agencia Tributaria tiene la razón. También es verdad que a veces nos llegan temas que son indefendibles, aunque lo más habitual es que los criterios de la Agencia Tributaria suelen ser abusivos.
– ¿Toda persona debería tener cerca un asesor fiscal?
– Sería lo mejor. Ya lo decía Churchill, hay dos cosas inevitables en la Vida, que son los impuestos y la muerte. Todos deberíamos disponer de una información mínima de lo que supone pagar impuestos, es decir, saber de economía doméstica.
– ¿Es importante para un abogado fiscal tener una buena relación con la Agencia Tributaria?
– Suele serlo, pero en el sentido de intentar agilizar algún trámite o para resolver alguna duda interpretativa que pueda existir sobre un determinado problema. Siempre es mejor conocer con quién te enfrentas.
– ¿En España se pagan muchos impuestos?
– Es uno de los países donde se soporta una carga fiscal más elevada. Si comparamos los impuestos que pagamos, con los sueldos bajos que se cobran, demuestra que pagamos mucho a Hacienda. Es cierto que en otros países puedes pagar más tributos que en España, pero también lo es que los sueldos suelen ser más altos y existen muchas más ayudas.
– ¿Si se pagaran menos impuestos, entraría más capital?
– Es evidente que sí. Si mejoramos el trato fiscal con el capital extranjero que pretende invertir en España, la administración al final tendría mejores ingresos. Pero como la presión fiscal es muy fuerte, muchas empresas prefieren invertir en otros países extranjeros donde se les ayuda mucho más que en España.
– ¿Qué impuestos eliminaría?
– No es necesario eliminar ningún tributo, pero sí rebajarlos. Por ejemplo, bajaría el impuesto societario y el IRPF. También ofrecería un mejor trato fiscal privilegiado, al menos al principio, a las empresas extranjeras que inviertan en España. Así, seguro que la recaudación sería mayor, porque los ciudadanos no irían tan asfixiados. Es decir, apostaría por el sistema irlandés, para atraer capitales. Imagino que esta opción ya ha sido estudiada por el Gobierno y habrán llegado a la conclusión que no es la buena, de lo contrario quiero entender que ya la habrían adoptado.
– ¿Representa una gran responsabilidad trabajar en un despacho legal con tanto prestigio en Palma?
– Somos un equipo de abogados jóvenes, que tratamos de adaptarlos a los nuevos tiempos, es decir, a la mejor manera de entender y empatizar con el cliente. En nuestro despacho se mezcla el trabajo tradicional, con un nuevo sistema más moderno de trabajo. Pero la relación estrecha y cercana con el cliente sigue siendo una prioridad, a la que no vamos a renunciar nunca.